Sala de actos del Museu d’Art Modern de Tarragona.
Día 7 de marzo de 2010.
12 de Marzo de 2010.
El libro “Grau – Garriga a Tarragona”, escrito por el catedrático y crítico de arte Francesc Miralles, presentado el pasado día 4 de marzo, en la sala de actos del Museo de Arte Moderno de la Diputación, reivindica la importancia del arte sacro en Catalunya y de manera especial en las comarcas de Tarragona durante la segunda mitad del siglo XX. Es decir, la época en que artistas catalanes como él pintaron murales religiosos en templos que habían sido asolados durante la Guerra Civil (1936-1939) y la consiguiente persecución religiosa, que provocó la devastación de 500 templos en el arzobispado de Tarragona, - con sus retablos, imágenes sagradas y objetos litúrgicos -, cincuenta de los cuales fueron demolidos totalmente.

Francesc Miralles comenta la obra de Grau Garriga
Sobre este tema se ha corrido un tupido velo durante muchos años, y quizás también ahora porque se edulcora la verdad de lo que en realidad pasó. Los templos se han reconstruido gracias a la generosa colaboración de muchas familias durante años, la Diputación de Tarragona colaboró desde siempre, la junta nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales, la actual Generalitat de Catalunya y otras instituciones nacionales, que ayudaron ayer y lo hacen hoy con subvenciones a las parroquias y los obispados. Las comunidades parroquiales vivieron periodos intensos de reconstrucción lenta y admirable en una época difícil, de miseria extrema. Pero más importante que la reparación material y artística fue la renovación espiritual en la que también participaron los artistas. Estas personas anónimas y los creadores que colaboraron en la realización de murales, como Grau – Garriga, e imágenes sagradas, devolvieron a Dios lo que a Dios había sido consagrado desde tiempo inmemorial. En sus viejas piedras milenarias siempre encontraremos una lección. Los iconoclastas sólo lograron consumir el arte; la fe no lograron demolerla, y los templos recuperaron su antiguo esplendor de la mano sublime de muchos artistas anónimos.

Grau Garriga delante del monumento al papa Juan XXIII
LA SELVA DEL CAMP
El libro consta de 150 páginas con abundante ilustración gráfica a todo color en la que podemos admirar murales de Grau – Garriga realizados en 1963 en La Selva del Camp, la villa originaria de su madre, tales como el frontal de la capilla del Sant Crist, un fragmento del frontal con fieles esperando la redención, diversos símbolos de la Pasión. Durante la persecución religiosa, el templo fue devastado e incendiado. Los iconoclastas destrozaron el órgano, la capilla del Santísimo, todos los retablos, los altares y las imágenes sagradas. Varios retablos de estilo modernista y barroco fueron destruidos por el fuego. En la sacristía se guardaba una imagen gótica de Sant Andreu, bellísima escultura de piedra, de mediados del siglo XIV, que fue bárbaramente mutilada a martillazos.

Frontal de la capella del Sant Crist, La Selva del Camp
Hubo que lamentar, también, la pérdida de importantes joyas de orfebrería litúrgica, entre las que había una custodia gótica. Fueron recogidas por un camión del Servicio de Recogida de Metales de la Generalitat republicana, procedente de Barcelona, con la promesa de que las piezas serían trasladadas al Museo Medieval de Tarragona (Catedral), pero no se hizo. Algunas de estas piezas fueron halladas en el Museo de Arte de Catalunya. Terminada la guerra, pese a las diligentes investigaciones, no pudo darse con el paradero de estas piezas, que se consideraron perdidas o extraviadas.
SANTUARIO DE PARED DELGADA
Su obra se halla, también, en el santuario de Pared Delgada. Podemos ver un fragmento del fondo del altar mayor, donde se halla la nueva imagen de la Virgen; varios fragmentos del fondo del altar mayor, el mural de la coronación de la Virgen; la huida de la Sagrada Familia a Egipto; el nacimiento de Jesús; un conjunto de murales de la cabecera de la ermita; Pentecostés; la Anunciación de María; el nacimiento de Jesús y el monumento al papa Juan XXIII, realizado por el mismo artista.
En 1936 adornaban algunos altares del santuario varios retablos góticos. El mejor de ellos, que hasta hacía poco estuvo en un altar lateral y se destinaba al altar mayor en los nuevos proyectos de restauración, se componía de dos tablas de dos compartimientos cada una, con escenas de la vida de la Virgen, y otra decorada de motivos ornamentales. Sus composiciones pertenecían al estilo ítalo-gótico; era obra documentada del maestro pintor, Juan de Tarragona, del año 1359. Otros dos altares laterales tenían retablos gó¬ticos, muy apreciables, que podían ser datados de la primera mitad del siglo XV. En el altar mayor se veneraba una imagen de la Virgen con el Niño, del tipo de las sentadas, tallada en madera y bellamente policromada, colocada sobre un pedestal en forma de tabernáculo, con las superficies pintadas, representando el Cristo de la Piedad y Santos. Imagen y pedestal eran contemporáneos al primer retablo descrito y pertenecieron probablemente a su primitiva composición.

Santuario de Pared Delgada, fragmento del fondo del altar mayor
La imagen de la Virgen con su pedestal y todos los retablos y cuadros de las capillas laterales, así como la imagen de los Dolores, objeto principal de la devoción del santuario, obra en alabastro, que talló a semejanza de una anterior, el escultor Luís Bonifás, fueron sacados del templo y quemados, amontonados en medio de la plaza. Las del retablo más antiguo se encontraban en la sacristía, dispuestas para ser enviadas al taller de Sutrá, de Figueres, para su restauración, así pudieron escapar de la quema. Pero su bue¬na fortuna no ha sido completa; fueron recogidas y traslada¬das a los Museos de Tarragona y luego evacuadas hacia el norte de Catalunya en dirección a la frontera francesa. No fueron recuperadas, por lo que se dieron por extraviadas.
En La Selva también fueron devastados la iglesia y el convento de Sant Agustí, la iglesia de Sant Rafael, la capilla de la Mare de Déu dels Àngels, la capilla de Sant Pau y la fuente pública, por orden del comité revolucionario local, porque “su antigua construcción era de estilo romano”, según el alcalde de la época.

Santa Maria del Mar. Capilla bautismal
SALOU: SANTA MARIA DEL MAR
En la iglesia de Santa Maria del Mar de Salou (1964) podemos admirar el mural que existe en el fondo de la capilla del baptisterio; fragmento de la escena de la alegoría del Bautismo; escena de la expulsión de Adán y Eva en el Paraíso; un fragmento de la representación de Adán y Eva.
Es un edificio del siglo XVII, de una nave. El templo fue ampliado después de 1950 con un largo crucero y una capilla semicircular tras la cabecera. El campanario tiene un cuerpo bajo cuadrangular y encima dos octogonales. En 1936 fue saqueado, destruidos sus retablos, las imágenes sagradas y el mobiliario. Encima de la puerta de entrada hay una hornacina con una imagen moderna de la Virgen.
SARRAL: ERMITA DELS SANTS METGES
El libro muestra la nueva ermita de los Sants Metges de Sarral (1970) conocida también con el nombre de ermita de Sant Cosme y Sant Damià, con sus impresionantes trabajos de hierro realizados por Grau – Garrica, con aperos de la vida rural; un fragmento de la reja de la puerta de entrada; la magnifica reja de la parte superior, vista desde el interior del templo; detalles de las herramientas del mundo rural que aportaron los vecinos de Sarral para construir las rejas. Al final aparecen dos vistas del exterior de la ermita. Él realizó la gran reja de la ermita

Sarral, ermita dels Sants Metges, reja de Grau Garriga
La ermita, existía desde el siglo XV, pero en el siglo XVIII se construyó una de nueva, en la que se instaló un retablo barroco, obra del artista local Isidro Espinal. En 1936 fue saqueada, destruidos los altares, el retablo barroco y las imágenes de los santos médicos. La ermita resultó prácticamente destruida y los fieles de Sarral, en 1941, decidieron restaurarla, con nuevo altar, nuevo retablo de alabastro, nuevas imágenes de San Cosme y San Damián. Pero veinticinco años después, la ermita volvía a estar en un estado precario y temían que se hundiese. Se encargó a José Puig Torné, arquitecto hijo del pueblo, que realizara el estudio para la nueva restauración, pero al analizar el estado real del edificio, propuso construir una ermita nueva de singular estructura.
A finales de 1967 se iniciaron las obras. Del antiguo edificio se conservó la parte del ábside con su arcada gótica primitiva, desde la que arranca la nueva construcción. El arquitecto decidió colocar una verja de hierro que dejase ver el interior y que encargó a Grau – Garriga. Se fue construyendo el muro – reja con los hierros que aportaban los vecinos de Sarral, con las herramientas del campo y las que trabajaban el alabastro. Allí hay de todo: palas, cuchillos, azadones, paletas, palas, picos, hoces, guadañas, horcas, pinchos, azadas, poleas, rejas de arados… que determinan un espacio texturado y transparente. Pocas veces una obra artística ha adquirido un sentido social tan profundo. Aquellas herramientas del trabajo habitual de los vecinos eran como exvotos de los que tradicionalmente se llevaban a la ermita para cumplir una promesa. La realización de la gran reja significó un admirable compromiso social del artista. Hoy la ermita es objeto de admiración, de peregrinación y veneración por parte de vecinos y comarcanos.

Vila-seca.Els colors del rei Jaume
VILA-SECA: TAPIZ DE JAUME I
Al final cabe admirar el tapiz dedicado a Jaume I en Vila-seca, realizado en 1976. También aparece una sección de la obra pictórica del artista.
Presidió el acto Josep Poblet, presidente de la Diputación, acompañado de Francesc Miralles, autor del libro, Rosa Ricomá ,directora del Museu d’Art Modern; Pare Granados, alcalde de Salou; Antoni Mateu, alcalde de Sarral, familiares del artista y los representantes de Viena Edicions, empresa responsable de la edición de este magnifico libro.
BIOGRAFIA
Josep Grau – Garriga nació en Sant Cugat del Vallés el 18 de febrero de 1929 en el seno de una familia de payeses. Su afición por el arte lo lleva de muy joven a dibujar y pintar temas relacionados con el campo y la naturaleza. Ingresa en la Llotja y después en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde cursó los estudios que le formaron en las técnicas del dibujo, la pintura, la escultura y el grabado. Sus primeras exposiciones las realizó en Sant Cugat. Durante la década de los años cincuenta del siglo XX desarrolló una gran actividad en el campo de la pintura mural. Pintó, entre otros, los frescos de la ermita del Sant Crist de Lavaneres a Sant Cugat; los de la Mare de Déu de Pared Delgada, a la Selva del Camp; la iglesia del Pilar en Barcelona; el baptisterio de Santa Maria del Mar en Salou. En esta época imparte clases de dibujo a los monjes de Montserrat e ilustra diversos libros de carácter religioso.
El 1957 realiza un viaje a Francia para conocer la técnica de tapiz. Allí colabora con Jean Lurçat, un referente en la renovación de este arte. Regresa a Sant Cugat y se encarga de la Casa Aymat, especializada en tapices, donde trabaja con artistas como Miró, Tartas, Tápies, Subirach, Ráfols – Casamada, Guinovart y otros. En 1964 realiza su primera exposición individual de tapices en la sala Gaspar de Barcelona. A partir de aquí su prestigio crece en todo el mundo. Realiza exposiciones en Paris, Lausana, y en 1969 se instala en Estados Unidos. El año 1976 realiza uno de sus montajes más espectaculares, “El retaule dels pensjats”, en la abadía de Montmajour. Realizó un centenar de exposiciones en Europa y América. En 1988 el Palau Robert de Barcelona acoge una gran exposición retrospectiva de su obra. Un año más tarde participa en Angers en la celebración del bicentenario de la Revolución Francesa. A partir de entonces se instala en Ajou, donde vive y trabaja actualmente.
F. BASCO GRACIÁ