Los guardianes de la preservación de los valores más burocràticos, del orden, del seguimiento del procedimiento y todo lo que tenga que ver con la norma.
A parte de méritos tan elevados, también se caracterizan por caer en la llamada gilipollez administrativa conocida como "no tengo cintura para solventar situaciones absurdas", así que se me van a joder, porque no pienso moverme de la línea que marque la Normativa procedimental vigente". Amén.
Adentrarnos en algunas de las características y peculiaridades en su labor como en la convivencia con la mayoría de funsionarios, altamente alejados de tanta doctrina "Orweliana", nos ofrece un diáfano boceto de este grupúsculo.
Handecrauter!
INDICE "FUNSINCORRUPTIBLES" | |
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SIEMPRE HAY COSAS QUE TE TOCAN LAS PELOTAS |
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... y quisás vengan otras |
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o no, o sí... |
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¿Quién lo sabe tú? |
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... Y MUY PRONTO, |
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Si eres un soltero empedernido, o un casado neófito liberado de descendencia, concentrado en tu profesión, en tu radiante labor de burócrata convencido al servicio del interés general y del ciudadano en particular, con oposición aprobada a la primera, con honores de incorruptible y con un historial immaculado de expedientes tramitados por encima de la media, lo normal es sufrir los atropellos propios del devenir conductual del resto de tus compañeros funsionariles, más versados en la vida placentera del escaqueo y en encomendarse a San “Quince horas y pa casa”. Toda una declaración de intenciones. Es lo normal.
Lo anormal resulta ser lo de este caso que os cuento. Me refiero a los burócrato-íntegros o FUNSINCORRUPTIBLES.
Son pocos, pero Existen. Son raros, pero Existen.
Su parecer, su actitud y su disposición, vienen regidas por el estricto cumplimiento de la normativa legal vigente, de los reglamentos internos, y de la disciplina asociada al procedimiento administrativo común, general, pascual o cómo leches se diga, vamos.
Su universo actuacional, viene regido por la predictivilidad burocrática, la seguridad sorda de las normas y el procedimiento, todo ello forjada al amparo de siglos de labor sorda de legisladores y funsionarios caidos en misión especial.
Ellos parecen ser los guardianes de la fe, de la doctrina burocrática. Y sin saberlo, son los garantes que entre tanto despropósito colectivo, la Administración siga funcionando a pesar de los pesares.
Dado este perfil, que a la mayoría funsionaril nos pone los pelos como escarpias, es comprensible algunas cosas que a ellos les preocupan.
Ante el panorama que se gesta por el deambular de la mayoría funsionaril, a estos devotos de la integridad burocrática , les corrompe el alma ciertos espectáculos a los que el vulgo dominante en la Administración, no sólo están más que acostumbrados, sino amaestrados a procesar y aceptar con normalidad meridiana.
Los pobres, como digo, padecen cosas como
Ahora, expuesto lo dicho arriba, más de un funsionaril entenderá ciertas expresiones fantasmagóricas que se oyen a veces por los pasillos administrativos de boca de estos seres y que suenan así de indignados :
- ¡¡¡ QUÉ OS FARFULLEN el OJETE A TODOS!!!
Y aún así, dios o quien toque juzgar les perdone el pronto (ji, ji), los FUNSINCORRUPTIBLES, son el pilar administrativo básico.
¡Marchando una peana, que estos se tienen que subir!
De ahí que sean pasto de las llamas cuando oyen las conversaciones ñoñas de boca de compañeros sebosos que sitan a su lado, predispuestos a matar a toda costa la jornadita de currele, colgados del teléfono de sus respectivos escritorios, y ante sus ociosos ordenatas de 1.800€.
Lógicamente, las pilastras de expedientes, “san esperandito”, claro.
De todas las conversaciones sin sentido y abrasivas al oido, que tientan el alma pura de estos seres angélico-chorras, existe una, que suele poner a prueba (¡y de qué manera!), la capacidad de no crispación del FUNSINCORRUPTIBLE y encajador.
Oir al compi funsionaril de al lado, al cenutrio compañero, decirle a su esposa, teléfono en mano, que se ponga al audio su churumbele, que no levanta dos palmos del suelo, porque quiere tener “una conversasión con su nene” y a renglón seguido, empezar a soltar gilipolleces adoptando la tradicional voz de enano bribón o de niño chungo, es todo uno.
Es un poema sonoro.
Estos benditos, ante la mirada vivaz “del buen papá,” lo celebran con deportividad.
Le dedican a su vez una cuasisonrisa, como de complacencia que apenas asoma tras una forzada mueca, que aquel idiota al teléfono interpreta erróneamente claro, como sonrisa cómplice, de buen compadre.
Por eso y en respuesta, le guiña el ojo mientras insiste en su tonadilla garrapata de niñato restreñío.
Imagen Funsincorruptible: Mirada al aire y soplando que es gerundio.
A tragar quina. Uno saborea con indignación propia, la bajura a la que se está dispuesto a rondar con tal de no parecer un puto gremling en un mundo de gilipollas.
Y es así, con complicidad que sonríen al “funsisonajero” que así platica. Por no hacerle un feo y tal.
Otra cosa, es que uno quisiera incorporarse enajenado y estamparle al “cabestro de la lírica” el puto micro en mitad del marfildental.
Y sin perder la misma puta estúpida sonrisa inicial de los cojones, proceder a encordarle el cable telefónico alrededor de su grasiento cuello para ir iniciando un cálido “escañeo de la muelte”, mientras le sueltas tu frase funsincorruptible:
- ¡¡¡ QUÉ OS FARFULLEN el OJETE A TODOS!!!
Pero en fin, entiendo que este es un difícil escenario, a todas luces irregular y ajeno al sacrosanto procedimiento administrativo, generador de un pedregoso camino que conduce, directo, al talego más cercano.
Aún así, no cabe duda que para algunos funsincorruptibles con sonrisa de vengador justiciero, este “proceder” sería una estupendísima guindilla que poner a “la resolución del pastel”.
¡Salute!
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