SANT JORDI

LA PRIMAVERA, LA SANGRE ALTERA

Este mes empezamos con la testosterona alta, y la sangre poco fría. La calor parece llegar con prisas, y las últimas lloviznas, son testigos de un verano que va a asarnos.

Y para calentar más el ambiente, una historia de Amor con flores de por medio... ¡Menudo litigio!

 

 

 INDICE "MÁS ALLÁ de AQUÍ"

 

 

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SANT JORDI

¡Qué boniques són les festes tradicionals! 23 d'abril. Un dia tan maku, ple de literatura, d'actes d'amor, de roses a la mà, de llibres de mans en mans. Tot tan i tan maku. Voleu dir que la cosa és així?

ROSA, ROSAE, ROSA - Fes clic aquí per veure la imatge en la seva mida original

Sempre i quan no et quedis amb cara d'idiota i pel camí no et fotin, pro ben fotut, es clar.

  

SANT JORDI o CÓMO ME FANGARON LA CARTERA

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¿Ustedes se imaginan a un marido comprometido, con la ilusión de una fecha tan señalada en Cataluña como es el día 23 de abril, Sant Jordi, un domingo para más INRI, saliendo de casa con el firme propósito de comprarle una rosita a su querida esposa, otra pa la mama, y otra pa la suegra, y va y te dan el palo, con una somanta de palos que no sabe por ande le han venido?
 
Pues mírese al espejo. Usted también fue ese tipo.
 
A mi ya me pasó el año pasau, en el 2005.
Se me quedó un cuerpo raro de cojones.
Aquella vez atribuí la mala fortuna de mi destino de estafau permanente a mi propia gilipollez. Que también, que también.
Me acordé de llevar a cabo el acto de amor, que es el acto comprador de un rosa para agasajar a una mujer, cuando el reloj tocaba más allá del mediodía. Tirando pa las 2 de la tarde.
- Mala hora-, pensé.
Cogí el coche a toda mecha, y derrapando me planté ante una paradita de expendeduría de rosas, en una zona cercana a mi lejana casa del centro de la ciudad. Aquel garito atufaba a cutriférico chiringuito con fecha de caducidad. Ese mismo día se vendría abajo.
Su despachador “improvisado” estaba recogiendo el cochambroso tinglado en el momento de mi frenada y mi presentación consecuente ante su jeta.
 
Un resoplido que me pareció de caballo malo del Oeste, me recibió con cariño.
Sus ojos entornados, el ceño fruncido y el codo sobre la mesa de patas plegables me revelaron en un santiamén en qué berenjenal me estaba metiendo.
De ahí no salía vivo, sino con sablazo o estocada.
Ya se sabe: si es día señalado y el pavo que encara al “butiguer” va con rostrito de desesperau, no toca otra más que agarrarle de los cataplines, metafóricamente hablando, y pedirle con los tuyos bien colocaos, lo que te venga en gana.
Mentón altivo y poner cara de puto perro cabreau, son otras connotaciones que acompañan al posicionamiento agresivo del vendedor, porque el gilipollas que te suplica por la rosita, va a pasar por el aro por mucho maltrato y leñazo que sueltes a diestro y siniestro.
Tú, vendedor, ya tienes los deberes hechos, la caja bien amarrá, y el género bueno, bien colocau. Lo que te queda es furralla de rosa pa tirar, y a ti, lo único que te mueve, es la mala leche.
La indignación porque un pringau enamorado de “last minute” te está retrasando el que te puedas ir pirando pa comerte el potaje de tu santa mué.
 
Así fue: el pavo me sirvió a regañadientes 4 rosas (¿estoy sonau?) a cual más marchita y desastrosa.
Me dijo "tanto". ¡Puñalá trapera!
- ¿Cuá? – solté
- ¡Tanto!-, insistió el cabestro empitonando
-¿Tanto, tanto?- musité
- ¡Tanto y punto! – cerró aquel.
Iggggg!!!
Saco la cartera, y ¡con dos cojones!: la pasta sobre la mesa, y flores adjudicadas.
¡Tiesito me quedé!
 
El menda me mal entrega el pedido. Me despido. Me mira mal y gira la cabeza, el cuerpo y me muestra un dedito corazón patas parriba.
El coche me espera; adentro me meto.
Luego por la carretera, vino el puteo, el cagarme por la boca, etecé. Todo a cien millas por hora.
Cuando compras tarde, compras rematadamente mal.
Si eres tontaina comprador, y te relacionas con listillos vendedores, es lo que hay. Te lo tienes merecido.
 
 

¡¡¡CAPULLO DE ROSA!!!

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El hombre aprende a hostias. A veces no. Yo sí.
Y llegó el funesto 23 de abril del 2006. Domingo y festivo.
Con el buen propósito de no cometer el mismo cagarro que el año anterior, un servidor, aprovechando que su señora se levantaba ese día tempranito para darle caña a un proyecto de decoración personal en su hogar, que no viene al caso comentar, también me incorporé de un salto del camastro. ¡Yup!
A rebufo de una mañana dominical soleada, tras asearme y vestirme, me calcé los zapatos. Con cien legañas por ojo, y somnolencia pegada a la cara, cogí el bólido y carretera y manta.
Veda abierta: ¡a la caza y captura de los pétalos de rosa!
Hora del despegue: las 8:30 minutos.
 
La cosa pintaba bien. Tempranito, nada de “a la desesperada”. Con toda la mañana por delante, tiempo más que suficiente como para que no se reprodujera el fostionazo consumidor del pasado inmediato. Todo correcto hasta ahí.
 
¡Lo que no contaba era con “el factor sorpresa” y mi guardia bajada!
Ahí se debió juntar el cartelito que se lee en la frente de mi caretu, que estoy seguro que reza,  “DESPLUMATME QUE NO PIENSO ABRIR LA BOCAZA” con el que me metiera realmente en un NIDO DE AMETRALLADORAS FLORALES.
 
Esta vez me fui a otro tendero, no chocolatero, sino metido en el oficio de las plantas y las flores. Un profesional de reconocido prestigio, con macrotienda Floral.
Total, que me planto ahí, tempranito. Un estante con flores rojizas parapetaba los límites de la oferta a las puertas de la Floristeria.
En ese instante en la parada, no había ni kristo. Si tuviera olfato, ese dato ya tenía que haberme olido fatal, a podrío.
La persona que defendía “el Fuerte de la Rosa”, no era “el profesioná” de la tienda, sino una pava ¡Y QUÉ PAVA!
 
Me atendió una FIGAFLOR morena miope, con cara de enjuta amargá, sin novio, sin hijos, sin perro, sin ná. Sólo con ganas de pillar por banda a un pringado como yo, pa darle el puto palo con luz y taquígrafos.
Con cara de malafolla (¿qué es sonreir?¿qué?¿qué?...), pero con igual frialdad que Anibal “el Caníbal”, me sakó la sangre y el sueldo. Pim, pam.
 
Compré 3 rosas: una pa mi mujé, una pa mi mamá, y la última pa la suegra (hay que tenel-la de tu parte siempre), y.... ¿Cuánto dirias que me birlaron de la cartera?
 
Pos no lo dirías nunca.... ¡¡¡NUNCAAAAA!!!
 
Me kaskaron... ¡¡¡47 euros!!!!
 
¡¡¡¡ Cuarenta y sieteeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!
.
¡¡¡Casi 8.000 de las antiguas pelas!!!
 
¿Eran al menos monas las florecillas?
       ... ¡una mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
¿Te sentías satisfecho?
       ... ¡¡¡nooooo!!!
¿Pusiste alguna objeción?
     … ¡¡¡noooo!!!
¿Qué hiciste?
     .... ¡Saqué la cartera!
¿Y?
    ... ¡¡¡extraje el dinerooooo!!!
¿Y?
     ... ¡Lo admito, lo admito!…. ¡pagueeeé!
¿Pero por qué las pagasteeeeeee?, ¿por quéeee?...
      ....¡¡¡YO QUE SEEEEEEEEÉ!!!!
 
No sé como explicarlo. Pero de repente mi ví metido en el coche, guardando la cartera desinflá, y las rosas a mi lado. De copilotos.
Aún no había vuelto en mí, que un par de pétalos se fueron rondando pa l’alfombrilla. Ahí me derrumbé.
Sin embargo la puntilla estaba por llegar. Arranco, bajo la ventanilla, y una risotada de la loca y desalmada de la tía esa, pueblerina de los cojones, entró por mi pabellón auditivo, corrió por mi tímpano y reventó en mis Trompas de Eustaquio con total contundencia.
- JA, JA, JAAAAAAAAAAAAAA
Te aseguro que se me heló todo el cuerpo.
 
¿Un propósito para el futuro y alguna conclusión?
Sí:
- Este es el postrero año que regalo mierda a precio de oro, y tal.
- Me ilusiona SANT JORDI, tanto como el día del Juicio Final.
- De aquí a final de mes, voy a tener que enclaustrarme en casa y tirar la llave por el retrete.
 

Por cierto. A mí al menos no me regalaron ningún libro…  

DALT

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