DESAYUNO FUNSICHARLA
INDICE SPEAKING DESAYUNÍSTICO DE JULIO
CHARLADESAYUNO FUNSIONARIL - I
Ande no llega tu mirada, ande no llegan tus sentidos, ande no llegan tus oidos, llega mi pandero. Por eso informamos a los que quieren conocer y recreamos la vida vivida por los que ya la conocen. No hay más.
Uno de los misterios por resolver, no lo es tanto. Los "funsis" y "funsias", son humanoides con carácter burocrático, pero por lo demás, de carne fofa y huesos, y con la misma simplicidad y maldad que el resto de Homo Gilipollas. Así que aquí no vamos a descubrir el continente perdido, ni la ruta del Santo Grial. Pero la cuestión es... ¿De qué hablan "los funsis" mientras mascan comida?
EL DESAYUNO FUNSIONARIL
Uno de los momentos estelares de la jornada laboral de todo funcionario es “la hora del patio”, también conocido como El PAPEO’s TIME, y que constituye el genuino kit-kat matutino.
Efectivamente, entorno al desayuno se articula y planifica con cuidadito absolutamente toda, todita, la jornada antes de que el funcionario se ponga como un choto en el bareto.
La secuenciación de faenas responde a los biorritmos funsionariles.
En concreto lo pesadito se trata de aligerar en las primeras horas, antes de ver a los coleguitas entorno al cafelito o la birrita.
Las labores ligeras, de autoagradecimiento personal, se suelen ordenar para ocupar las horas de “decaída productiva”, en las postrimerías de la jornada laboral. No obstante, no siempre es así. La decrepitud currantil diaria sorprende a más de un funcionario na más volver del papeo de rigor, y a la mayoría, antes.
En cuanto al desayuno es una ceremonia nutritiva que convoca a los funcionarios entorno a una mesa, a ser posible en algún tugurio cercano, de poca monta y de menor lucero. Los que se quedan en las dependencias administrativas calentando nalgas en el propio puesto de trabajo comiendo un yogur o prefabricados de tuperbare en alguna cutriférica sala de descanso, son gilipollas. Simple y llanamente.
El desayuno por ser un acto de comunión colectiva, implica interacción. ¿Pero de qué hablan los funcionarios entre bocado y sorbito de cafeina? De muchas cosas, claro.
Dejemos de lado, los incomprensibles y abundantes casos de los COMATOSOS MENTALES, gente a la que no se les saca del monosílabo o del “um, um”.
Son lamentables, totalmente lamentables. ¡Ni un segundo dedicaré a esas desgracias humanas!
Bueno sí. Ahí va:
¡Gentuza!, ¡cerraus!, ¡atrofiaus!
¿De qué se habla en los desayunos?
Si el grupo es de tíos
¿Les suena? Deporte y mujeres. Más allá de esto, está la casa el vecino y temáticamente, un pozo sin fondo , oscuro y negro. La nada.
El lunes está claro de que rajan de fúmbol-fútbol. Monotema.
La novia conversacional se centra habitualmente en la historia de Amor-Odio Barsa-Madrit. Los grandes der furbito nasioná. Y me van a disculpar, pero semos y son unos pesaditos. Los culemerengones. Unos y otros, ¡qué pesaus!
Si son fusinCulés, últimamente atufan a pesao-optimistas. Están que no cagan con lo del Runaldiñu, lu Runaldiñu, lu Runaldiñu (con “u”, con “u”), LeeeETÓ, el de Lapuerta, lu RichiRickard y lo de la Champions Lig... ¡Sem més que un kluk, sem kampions!
Si son FunsiMerengues, huelen a plomo-pesimistas. No paran de flagelarse y de palomarse el calzoncillo a disgustos: que si el “Florens” nos ha vendido la moto y era una burra coja y tuerta, que si el Casillas se va a dedicar al transporte de reparto, porque no hace más que jugar con “10 paquetes”, que si yo ficharía, que si no vamos a la Champions el año que viene, que si todo se va a tomar por sako, y venga machacarse. Son la monda!
Del resto de equipos, tan sólo se les cita cuando juegan contra aquellos. Na más. Mierdecilla irrelevante. Los momentos estelares de la acalorada discusión del grupete implican escuchar al “docto balompédico y funsionaril” que recitará los atributos de los mejores “tocadores” de la Liga, alabará las jugadas maestras y vaticinará resultados y goles.
Su Némesis, el conocido como “el catastrofista”, indicará que la vulgaridad campa a expuertas por los terrenos de las Españas, cuyos equipos son una “patata”, llenos de extranjeros, sin cantera, sin jugadores de “calidaz” y que la Liga apañola da risa de lo flojita, flojita y eschurrimida que es. Este año, sin ir más lejos... ¿El Madrid, con toda la movida que han tenido y ha sido segundo en la Liga? ¡La virgen!
Eso sí, en el epicentro del merdé dialéctico siempre están los “Man in Black”: los árbitros o chivos expiatorios de la culpa de todos los males del balompié. Suelen ser la comidilla del día, jornada tras jornada. Por méritos propios, ¡si es que silban mu mal! Cuando no se lían con las tarjetas, señalan penaltis irreales, pitan cosas que nadie vio o alguno de sus linieres monta el pollo en la pista.
¡Son la salsa del fútbol, amigos!
Así funsiona la cosa entre bocado y bocado. Cargando tintas contra esos lobos solitarios del pito flojo.
(primera parte)
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CHARLADESAYUNO FUNSIONARIL - II
Los funsis también amplian el arco del territorio del fútbol, y cuando surge el cansancio, se dedican al auténtico placer que les corroe constantemente el cerebelo desde que se levantan hasta que se acuestan. Son hombres, por el amor de Dios! ¿qué os creíais?
EL DESAYUNO FUNSIONARIL
De la Champions también se parlotea. Es más, se trata de un tema recurrente durante toda la semana, si hay partidito. Pero cuando se agota el fútbol de la Liga, y de la Champions, la plática se orienta monotemáticamente al tema “¡Tías y sexo!”. La obsesión fálika a escena.
Las chatis objeto de la discusión serán las del departamento propio o cercano. Las que te ponen los dientes largos por su proximidad, su cotidianidad. Porque las cosas son como son. A ojos del macho, no todos los días las hembras supuran la misma “sensualidad”. La fea de toda la vida puede un buen día parecer erótica, luego normalucha, otro día adefesio, feucha, normalita, luego atractiva, y un día soleado, incluso, “la montaría como a una yegua, aquí, ahora, aquí mismo, encima del escritorio y pim, pam, pum!”.
Pero, ¿a qué viene ese toma y daka apreciativo tan dispar por parte del funsi?
Se explica por culpa de las variables. Depende de la correlación de variables. Las variables condicionan la forma de ver, percibir y sentir: el vestidito que lleve la nena, la llaga-pasa supurando por el labio, el escote, el granito agigantándose en la comisura del a napia, las bragas que asoman por el pantalón, el ombligo que te veo, y etecé.
Y la principal variable: Si llevas una semana sin mojar en casa, supuras testosterona por cada poro de tu piel, las pelotas hinchadas y el listón apreciativo del nene rozando el suelo. Automáticamente las vampiresas laborales mejoran a ojos vistas sus cualidades femeninas.
¿Qué por qué? ¡¿Pos qué va a ser?!
¡Joder, porque el pistolón está cargado y engordando... ¡
También saldrá el temita de “la pareja”, de las “parientas”, y en general, de las nenitas que vienen a liquidar algún tipo de trámite a nuestro departamento, sean de fuera o de la propia casa.
En este último caso, los funcionarios machos suelen tener activada una especie de liga oficiosa, que no oficial, de las TOP MODEL FUNSIONARILES que por simplicar, son aquellas chavalitas “que tienen un polvazo” y te las trinkarías. Sin florituras. Uno rapidito de “aquí te pillo, aquí te mato”, “Hala pues!”, “limpia un poquito todo esto, ME lo dejas ordenau, y aquí no ha pasado nada, ma friend”, y muá, muá, que gracias, pero que estoy mu felizmente casau, ¿fale?¿kapiche?... ¡Y a kaskarla!”
Todo poderío semental-sesuá-mental masculino, traducido en incapacidad ejecutora, y por tanto, en “Ná, de ná”.
¡BOCAS!
Claro está también tenemos el ranking de las “PRIMITIVAS”, o sea de las feas, feas de la Administración, que por resumir en dos palabras, incluiría a todas aquellas que estéticamente y por personalidad deberían estar en lista de espera para su exterminio. Perdón, perdón, para su EXPULSIÓN INMEDIATA, quería decir.
Luego existe la subcategoría discusiva de “las que FUERON y que ya no SON”...
¿Pero EL QUÉ?... ¡GUAPAS! El lamento de la mesa es general por las beldades caidas.
Marujas con barba que semos.
Otro boquete a la polémica en el desayuno, se abre si el local da a la calle.
“El safareig” masculino puntuador mientras se come, se activa evaluando constantemente los ejemplares que desfilan por la calle en referencia a sus peras, escotes, faldillitas, culitos, y la gran polémica de si llevan bragas o tangas tras ese pantalón ceñidito. Y todo ello sin tener que aplazar la acalorada discusión de fútbol, que seguirá activa. Sotabosque.
La intensidad del parloteo en la mesa marca la calidad del “ganau” que circula.
Las salvas y exaltaciones profemeninas se convierten en abucheos e insultos cuando las que pasan son “del montón” o “adefesios”, a las que se las dedican los típicos:
- ¡TACO! ¡MÓTRUO! ¡MUÉRETE!
Sin embargo, cuando la chati que pasa está buenorra y es de esas a la que, kaskando kalaveras le propondrías una UTP (una UNIÓN TEMPORAL de PLACER), el rumor global de la mesa aumenta en decibelios llenándose de piropitos y exclamaciones chungas irreproducibles.
Bueno, bien, vale. Sobre la mesa sobrevuelan los vocablos de “pechugas”, “pandero”, “tetas”, “domingas”, “delantera”, “abundancia”, “escasez”, “poderío”, “turgente”, “caidas”, “chichi”, “chumino”, “la figa”, “regalima”, “regalimo”, “kaskarla”, “kaskársela”, “me dejaba”, “se lo hacía”, “me destrozaba”, “me la destrozaba”, “bárbara”, “brutal”, “guarra”, “estrecha”, “qué curvas!”, “flipa de mujerona”, “por ahí lasdau”, “una madonna”, “una diosa”, “cómo lo mueve”, “me pongo malo”, “lo que le iba a darle a esa”, “no puedo más”, “la leche!”, “voy pal lavabo”, y similares.
De esto hablan los funcionarios. ¿Aclarau? Pos eso…
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CHARLADESAYUNO FUNSIONARIL - III
El remate de la charla en el desayuno lo ponen por un lado las menos takeras y mejor habladas señoritas, que se concretan en las conversaciones entre mujeres, no por ello menos belicosas que las de sus homólogos con nuez en la garganta, y las siempre delicadas charlas mixtas, a dos bandas entre unos y otros, en las que el latente peligro de un estallido o consiguiente colisión de posturas es más que probable. Veamos
EL DESAYUNO FUNSIONARIL
Si el grupo es de tías
¡Chupau!
El margen femenino en cuanto a temáticas es más amplio, pero más disperso: la que triunfa entre todas ellas, ante todas y sobretodas es el “CRITICA y CRUCIFICA”. ¿En qué consiste? Pos en machacar al prójimo con saña, furia y coraje tiñoso. Nai más! Si se trata de despedazar a otra de su mismo género, entonces se exaltan más y sus navajas dentífricas asoman con mayor fiereza. ¡Acojonan!
De desollar viva a la funsionaria-compañera que no esté presente en el desayuno no es que sea una costumbre, es que es su deporte Rey femenino. Su hobby principal. La manada femenina ahí reunida entorno al café, las pastitas y los kilos de más, saca las garras y despelleja viva a la ausente. Sin piedad, con palabras gruesas y ris-ras, ris-ras… ¡y a otra cosa mariposa!
Al margen del tema estrella, ellas glosan en sus diálogos palabras que se lleva el viento en relación a la Dieta del nunca acabar, del Culebrón Sudaka infumable de mayor éxito del momento, la Salsa Rosa con Tomatito, de las Tablas de Gimnasia y el Taichí-Fenchuí, de compras y de ropita, de los nenes y de mi churri (el pariente y/o marido). Y eso, de lunes a viernes, las 52 semanas del año...
¡Te cagas!
Si el grupo es mixto
Los “funsis” y “funsias” hablan entre sí “de tó”, pero se impone el “PACTO DE LOS SILENCIOS” en determinados territorios. Entre féminas y chavalitos no se parlotea de nada que implique “guerra de sexos”. O sí. Depende. Depende de si se quiere desatar o no las fuerzas animales de la Naturaleza. Las BurocratoAnimaladas.
Cuando se abre el baúl de los truenos, eso suele acabar en greña y alzamiento de voz de la facción tíos contra la facción hembras. Asegurado el follón funsionaril. El desparrame en público, en un bar, con luz y taquígrafos, mejorando nuestra “inmaculada imagen” entre los sufridos contribuyentes y tal.
¿Algún problema? Jua, jua. ¡Rexona no nos abandona! Juá, juá.
Mal rollo, mal rollo. Porque el poso de malas vibraciones, queda. Y así, de vueltas a la oficina ¡cualquiera se centra luego en dar el palo al agua!
Gastar minutitos u horas de concentración en cualquier tema laboral, no. Eso na, na nai. Pero dedicarle tiempo al affair “lucha de sexos”, a darle vueltas a lo que dijo, lo que le dije, lo que le debí decir, lo que debía haberme dicho y yo contestado, y cómo tenía que aceptar mi razón, y no aceptó mi verdad, porque yo soy ese, o yo soy esa, y ahí es ná... y bim, bam, de eso, de esta comedura de tarro, sí. Sin duda alguna los funcionarios le dedicamos mucho,... ¡Muchísimo! ¡Muchísimo tiempo!
Cansarles con el detalle de las conversaciones colaterales que genera la bronca del desayuno en el o los departamentos implicaus, pues no, porque eso daría para escribir una Biblia.
Pero sí les diré una cosa: estas son las andanzas que llenan el día a día en la Administración. El remená chuminadas y cocerlas a fuego lento.
No les diré en consecuencia, ande se va a pastar fango la productividad y la eficiencia, porque ya lo saben o lo intuyen.
Y colorín colorado, de esta guisa y de estos temas, los funcionarios, las bocas llenas, os han hablado.
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