Los funsichulos están en una nube. Habitan en su propio globo. Se creen por encima del vulgo. Se jactan de ello, y lo demuestran a todas luces. Veamos su retrato y cómo poner los puntos sobre las "íes".
INDICE "LOS FUNSICHULOS" | |
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FUNSICHULOS |
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Otras por venir... |
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.. quisás algún día... | |
... tal vez mañana... |
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...puede que nunca... |
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... o quién sabe cuando... |
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... ni por qué, ni para qué... |
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... Y MUY PRONTO, |
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El otro día estaba sosteniendo un palo de madera que me había encontrado por un camino de tierra cercano a mi casa, en uno de esos paseos sinsentido de hombre tarde-ocioso Funsionaril, y con tiempo por reventar. ¡¡¡Todaaaa la tardeeeee!!!
Creí ver la luz. Ese era el instrumento que sin duda alguna, debían tener introducido en su cuerpo, en concreto, por el orificio por el que los “Mandela-Brown” saltan al vacío como desde un trampolín para caer en el hoyo con agua del uvecé, tras apretón intestinal, una tipología de sujeto/a funsionaril que me toca especialmente “el tubarro con dos pelotillas colgando”.
Era ese. El palo. Ahí estaba. Entre mis manos. Y es que lo me cabe ninguna duda que lo tienen bien encastadito, los muy julais. Hasta la campanilla gutural.
Efectivamente.
¿Pero de quien narices estoy hablando?
La visualización de los contornos del perfil de personaje administrativo al que me refiero suele responder al de un jefecito intermedio, nombrado hace millones de años (a dedito, a la antigua usanza), de mediana edad, que se pasa la vida laboral pavoneándose por doquier, tope altivos y estirados porque es que son CHULOS de COJONES.
Sólo se me ocurren ciertos casos documentados entre la fauna funsionaril que puedan sombrearles en esta faceta. En concreto, entre los guardias urbanos. Pocos, pero los hay de más chulitos.
Ahí están: sobraos, con sus andares “garbosos”, su metonito musoliniano pal cielo, y con su desprecio más absoluto por el mundo circundante. Eso sí, si pasa un políticazo o un jefazo de verdad, la cosa cambia. Sudan, se ponen nerviosos, reverencían, parlotean sin parar e incluso utilizan el recurso relamido del peloteo (ellos) y del “cómeme el navo” (ellas).
Ahora bien, si eres tú quien pasas a su lado, petit-pringau, y te sientes invisible, no lo eres. Pero te lo hará sentir. Te lo acabarás creyendo.
Tu estúpida educación de pago, por otro lado, te impulsará a un reiterado intento de darle cancha al funsichulo, de ofrecerle una nueva oportunidad. Volverás a saludarle, y la callada por respuesta, servirá para que te insultes a ti mismo cada vez que tu fracasado intento de condescendencia se consolide una y otra vez.
Pero tú insistes. Insistes. Insistes. NO lo dudes: eres.... ¡Otro gilipollas!
La cosa va así.
Ahí está, delante de ti. Tú le miras, él te mira y tu sueltas un amistoso:
- Hola
Y él como si oyeran llover. Mute por respuesta. A veces insistes.
- Hola
Silencio por respuesta. ¿Oiste algo?¿No?, pues eso…. Si eres católico practicante pos me pones la otra mejilla y santas pascuas, y si eres un Cenutrio, pos insiste. Igual eres uno de esos que piensa que la opción de cagar dinero por el culo como mecanismo de enriquecimiento personal, es una posibilidad no descartable en esta vida. Todo puede ser, claro que sí, mi estimado cenutrín.
Eso sí. Esta peña es de las que te rozan con su brazo al pasar, pero no para dedicarte un abrazo o una cálido tocamiento. ¡Qué va! El roce es despreciativo. Te han visto. Te han mirado. Te conocen. Han hablado contigo tropecientas veces. Es más, curra en tu departamento (eso es lo más gordo), pero…¿saludarte a ti, pendejo burocrático, cuando pases a su vera, en un pasillo, donde “véte tú a saber quién os pueda ver”?, ¡tuuuú!, que eres un mediamierda funsionaril, auxiliar de pocas tintas, que no le alcanzas la suelita del sapatín que calza, túuuu... ¿te crees merecedor de su compasión, de su magnanimidad?¿puedes aspirar a que su augusta figura, su majestuosidad vestida por un trajecito de marca, una colonia de pasta y un hortera corte de pelo de cincuentón que aspira a parecer tretentón, vaya a soltarte un “hola” por respuesta?,
¡¡¡Vas aviao, xaval!!!
No encuentro mejor alternativa ante tanto gilipolleo de chulo burocrático, que optar por la táctica CALVAZO o por la táctica TASUSTO.
Esta segunda consiste en meterle miedo, a base de agresivos saludos bucales, soltados a voz en grito cuando te cruces con él. Acojonar es la primera medida para que el funsichulo te tema, y por consiguiente te respete, y finalmente te salude. Es la opción ideal si eres un pelín bruto y de los que te gusta un poquitín la bronca. La bronca siempre acojona a los chulifunsi. Táctica de probada eficacia. Cien por cien.
Sin embargo, la primera me gusta más porque de su aplicación se redundan ecos y réditos que perduran en la memoria del funsionariado del lugar por largo tiempo. Y eso me mola mazo.
Expliquemos con un pequeño ejemplo en qué consiste la táctica CALVAZO, que en resumidas cuentas es una operación de sorpresa, con alto contenido simiesco.
En cuanto veas al funsichulo, que te lo vas a cruzar por un pasillo:
1) Suelta lo que tenga pillado tu mano derecha, o bien se lo pasas a la izquierda
2) Mano derecha libre. ¡Bien!
3) Que no te quede muerta, colgando al lado de tu cintura. ¡Reactívala!
4) La sitúas con un movimiento grácil e imperceptible por debajo de tu jersey y cerca de la parte superior de tu pantalón. Mantenla ahí unos instantes
5) A continuación, llévate la mano a la hebilla del pantalón
6) Desástalo con presteza. Ris-ras
7) No saques la mano. Aguanta.
8) Ahora, mira al “Funsichul”. Ahí está. Delante de ti, pavoneándose como un gallito….. ¡musolini!
9) Mírale bien. A los ojos. ¡Búscale la mirada!
10) En cuanto percibas que se ha dado cuenta de tu presencia y de que su sentido va directo en contra del sentido de tu andar, y que por tanto, váis a encontraros en el camino, como buenos arrieros, frunce ligeramente el ceño. Recuerda a Eastwood, a Clint Eastwood.
11) Apreta los dientes. ¡Bien juntos! ¡Qué te los vea! ¡que te vea el esmalte dental!
12) ¡No dejes de mirarle!
13) Ya estás viendo que algo ha cambiado en su actitud
14) Tras verte, enseguida ha mirado pa un lao. Pero a vuelo de pájaro, ha vuelto a posar sus ojos en los tuyos. ¿Qué ha pasado? ¿Vés como medio frunce un ojo? ... ¡Está extrañado! Más vale que siga así…
15) Sostén su mirada y frunce más que él. ¡Sin poner cara de idiota, cóñe! Si rechinas los dientes, ¡la polla!
16) Si estás a menos de cinco metros, la cosa se calienta
17) La manito derecha es como el ejecutor, como el depredador a punto de atacar
18) Agarra con ella la cremallera de tu bragueta
19) Si no la encuentras, palpa hasta que la encuentres y la pilles
20) ¡No me seas memo! ¡Está ahí, joder!
21) El menda te sigue mirando cada vez más sorprendido. Le tiene pasmado tu mirar amenazante
22) ¡Golazo por la escuadra!
23) Ahora sólo falta el remate de la faena, la estoká al torito
24) Estás a cuatro metros. Es tu momento
25) Baja poco a poco, esa bragueta que tanto te apreta. Recuerda que estás en el pasillo, porque te diriges a mear. ¡Qué bonito! Corolario: “si la bufeta te apreta, … ¡bájate la bragueta!”
26) Ahí estás a tres metros y acortando centímetros. Uno a uno
27) El tiempo se detiene. Apabulla
28) ¿Le vés? Está desencajadín. ¡Míralo! Tan chulo siempres, y hoy está pasmau. Le tienes desconcertao con tu actitud…¡chulesca!
29) “¡Ahora vas a ver, xaval!” es lo que debes pensar y lo que debe creer que piensas, mientras te acercas al chuloexpedientes.
30) Y cuando los dos metros suenen en el marcador electrónico de tu cerebelo, momento en el que tu nariz podrá percibir el caro perfume del chulito inundando el perímetro…
31) Vas y con un medio giro acojonante de todo tu cuerpo, y con las dos manos agarrando la parte superior del pantalón, metes una bajada “estrella” de los pantalones acompañando la acción con una genuflexión de las rodillas en paralelo al encorbamiento parcial del tronco de tu cuerpo. Y en ese instante, “rarito de cojones”, ojalá estés compinchado con otro compi funsionaril que al efecto habrá traido la cámara de fotos para tomar la instantánea del siglo
32) ¡Le estás metiendo un magnífico calvazo al funsichuli!
33) Aprovecha su desconcierto, y menea tu pompis encarado a su rostro, mientras sueltas una risotada de loco desatao.
34) Mírale por el reojete, y disfruta del horror de su cara, entre sorprendida e indignada
35) Y cuando compruebes que va reponiéndose del susto inicial y que va a decir una chorrada…
36) ¡No le des tiempo!,
37) ¡Métete un kueskazo de caballo!
38) Te subes rápidamente el pantalón y los calzoncillos
39) Y con un movimiento ágil de lince, te arrimas a él y le sueltas a su oreja, voz en grito
40) ¡¡¡PÍNTALO DE ROSA, MAKAKOOOO!!!!
41) …. Y a kaskarla morenito
Sí señor. Una vez rebeladas las fotos de ese momento estelar, lo único que te falta por pulir en tu acción “Destroyer Funsichulis”, es efectuar un envío masivo de correo con attachment de las fotos más espectaculares de tu saludo gaseoso al chulito dirigido a todos y cada uno de los compañeros de tu Administración.
¡Triunfas seguro, neng!
Dos logros en uno: ya tienes a los burócratas entretenidos durante una semanita con la comidilla del careto de terror del gilipollas aterrao y “perfumao”, y por otro lado, te aseguro que al chulifunsi se le van a rebajar los humetes de tontolaba engreido y chulesquito… ¡kaskando kaskabeles!.
¡Y a vivir qué son dos días!
Que como decía mi agüela: “A los cabronazos, a palos”
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