Muchos problemas de la lactancia, en especial las grietas, tienen su origen en la posición que tiene el niño al mamar. Al mamar en mala posición, hace daño al pezón, es como cuando unos zapatos te van rozando y te acaban haciendo daño.
Otro factor a tener en cuenta para evitar grietas es no lavar lo pezones antes de la toma, ya que de esta forma se elimina la protección natural y se irritan aún más.
LA POSTURA
Antes de que el niño se enganche al pecho, hay que preparse:
- El niño debe estar con la cabeza alineada con el cuerpo, nadie come a gusto con el cuello torcido. Tampoco hay que cogerle del culete.
- El cuerpo del niño, su pecho y su barriga, deben tocar al cuerpo de la madre, "cuerpo con cuerpo".
- Se pone el niño de manera que su nariz queda a la altura del pezón (sí, la nariz).
- Cuando el niño siente el roce del pezón, abre la boca. Cuando está bien abierta, se le acerca sin miedo y se le mete toda la areola dentro de la boca, no sólo el pezón. Si el niño se agarra sólo del pezón, hace daño.
- Si el niño sólo se agarra del pezón, es mejor empezar de nuevo. Un truco para desenganchar al niño; se le mete el dedo pulgar por la comisura de la boca, así suelta el pezón sin hacernos daño.
- El niño se acerca al pecho, no es la madre la que se agacha para acercar el pecho al niño (así se acaba con dolor de espalda). Hay que tener al bebé bien pegadito, ¡pégatelo a tu cuerpo sin miedo!.
Recuerda, para que no te duela la espalda, debes tenerla sobre el respaldo de la silla, sin agacharte ni inclinarte sobre el niño.
- Es importante que la madre esté cómoda, relajada. Se puede probar a poner los pies apoyados en algo que esté levantado un par de palmos, ponerse cojínes,.... cualquier cosa que haga que la madre esté más cómoda.
Con un poco de práctica, se acaba haciendo sin pensar, en cualquier postura y en cualquier lugar.